Piparras fritas

 Es tiempo de piparras.

Las hacemos fritas en un buen y límpio aceite de oliva virgen. Aliñadas con un puntito de sal, se comen como pipas.

Ahora, que vienen frescas a más no poder, no pican nada. Según avance la temporada, será otro cantar. Debemos recordar que la piparra es una guindilla, una planta que trajo Colón y que con el paso del tiempo supo adaptarse a estos climas y terrenos.

La tierra, el clima y el suelo son los tres factores determinantes que marcan la diferencia de la calidad y del sabor de estas piparras. En realidad, estos tres factores dejan su sello personal a todas las verduras que se cultivan en las tierras de regadío.

Pocas mesas estos días no empiezan su comanda con unas piparras fritas al centro para compartir. Están tremendas. ¡Cuánto se puede disfrutar con tan poco!